El jazz, originado en el sur de Estados Unidos a fines del siglo XIX y cuyos elementos de formación fueron mencionados con anterioridad; en su forma clásica, es decir, desde 1920, acabó por caracterizarse de la siguiente manera:
- improvisación individual y del conjunto de la banda
- existencia de sección rítmica en el conjunto
- pulso rítmico constante al que se superponen melodías sincopadas y patrones rítmicos
- empleo de los formatos del blues y la canción popular
- organización armónica tonal que con frecuencia se vale de las "blue notes"
- rasgos rítmicos como vibrato o glissando
- papel preponderante del intérprete-compositor en lugar del compositor
De lo anterior, se deriva que el jazz es una música hecha para ser escuchada, y su partitura es sólo el "esqueleto" de lo que podría ocurrir en el escenario. Así también, ningún intérprete es igual a otro, y a través de la música puede dejar entrever su personalidad. Esto último se debe tener presente ya que será un aspecto fundamental a la hora de ver el por qué el jazz se hizo tan popular desde los años '20.
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